El mundo siguió por TV la boda real. William y Katedieron el sí en la abadía de Westminster ydemostraron su amor en el balcón del palacio deBuckingham. La reina Isabel II -con su estridentevestido amarillo- los miraba con gesto deaprobación. Los británicos sienten que lospríncipes pueden salvar la tambaleante monarquía.
El futuro de la monarquía quedó sellado con un beso